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Historias truncas: La CIA mintió al presidente Lyndon B. Johnson

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Documentos desclasificados: las carpetas inescrutables de la CIA.

Por Miguel Fernández Díaz

Este 16 de septiembre, la CIA aprovechó el simposio público The President’s Daily Brief: Delivering Intelligence to the First Customer [El parte diario al presidente: dando información de inteligencia al primer cliente] en la biblioteca presidencial Lyndon B. Johnson de Austin, Texas, para desclasificar unos 2,500 partes dados al propio LBJ y a John F. Kennedy.

Algunos medios bien desinformados dieron enseguida bombo y platillo a un parte fechado el 25 de noviembre de 1963. The Washington Times alabó a la CIA por no demorar en confirmar a LBJ que Lee Harvey Oswald había contactado a cubanos y soviéticos antes de asesinar a JFK. Político recomendó este parte entre los “13 dignos de leer” y Newsmax se llevó la cerca con que “Oswald visitó Cuba y la Unión Soviética antes del asesinato de Kennedy”.

Tanta fanfarria hoy oculta la desvergüenza de ayer. Ante todo la CIA jamás informó a JFK sobre Oswald a pesar de tener indicios racionales para considerarlo riesgo de seguridad.

Conspiración de silencio

Oswald nunca visitó Cuba, pero vivió más de dos años y medio en la Unión Soviética. Tras pedir licencia del Cuerpo de Marines, viajó a Europa y desertó. Llegó a Moscú el 16 de octubre de 1959 y permaneció en la URSS -donde se casó con Marina Prusakova y tuvo su primera hija- hasta el 1 de junio de 1962, al salir con ellas de vuelta a Estados Unidos gracias al préstamo de $435.71 que le dio el Departamento de Estado para gastos de viaje (Informe de la Comisión Warren, Apéndice XV, p. 773).

El 9 de agosto de 1963 fue arrestado en Nueva Orleans por trifulca callejera con unos exiliados cubanos que le salieron al paso cuando, a pleno día, repartía folletos procastristas del Comité por el Justo Trato a Cuba (FPCC, en inglés). Este ex Marine, fichado como re-desertor de la URSS y ahora descarado activista a favor de Castro, sacaría pasaporte de nuevo y para el viernes 27 de septiembre de 1963 estaba en Ciudad México, con ánimo de solicitar al cónsul cubano una visa de tránsito e intención de seguir a la URSS.

El trámite consular se enredó: tenía que obtener primero la visa soviética para recibir la visa cubana de tránsito. De ahí que Oswald entrara tres veces a la embajada cubana y dos veces a la soviética (y salió otras tantas), ambas bajo constante vigilancia fotográfica de la CIA. Sin embargo, la CIA jamás ha mostrado una foto de Oswald en Ciudad México. Tampoco ha pasado una grabación con su voz, aunque tenía pinchados -en virtud de su programa secreto de escucha LIENVOY- los teléfonos de las embajadas soviética y cubana relacionados con cinco llamadas de o sobre Oswald. Así y todo, las transcripciones bastan para poner a la CIA en la picota. Las transcripciones constan documentalmente en la Administración Nacional de Archivos y Registros de Estados Unidos (NARA) con el número de registro 104-10413-10074).

Oswald y su impostor por teléfono

La transcripción de la primera llamada que, a las cuatro de la tarde del 27 de septiembre de 1963, hizo la empleada mexicana del consulado cubano, Sylvia Durán, al consulado soviético, revela ya que un ciudadano americano estaba solicitando visa de tránsito a Cuba -adonde no podía viajar legalmente- para seguir a la URSS, pero sin tener aún visado soviético. A la media hora, la llamada de vuelta del consulado soviético aclaró que la visa demoraría meses.

El sábado 28 al mediodía, aunque el consulado cubano estaba cerrado, la embajada soviética recibió otra llamada dizque de Durán, quien puso al habla a un americano que dijo -en muy mal ruso, según el propio escucha de la CIA- haber conversado esa misma mañana con un cónsul soviético. Ahora llamaba para rectificar la dirección que había dado y su interlocutor precisó que el cónsul había sido un tal Kostikov, amén de recomendar al americano que volviera a la embajada soviética, ubicada cerca de la cubana, para dejar la dirección correcta.

Ningún Oswald se apareció por allí ese día, pero el martes 1ro de octubre, alrededor de las 10 y media de la mañana, la oficina del agregado militar soviético recibió la llamada de un hombre que explicó -en mal ruso- haber estado en la embajada el sábado y hablado con un cónsul. El interlocutor dio el teléfono del consulado y aquel hombre llamó enseguida para indagar por su visa. Se identificó como “Lee Oswald” y el escucha de la CIA anotó que era la misma persona que días atrás había llamado hablando muy mal en ruso. El quid estriba en que Oswald hablaba ruso tan bien que, al conocer a Marina Prusakova, esta pensó que era del Báltico. A este respecto, el senador Richard Schweiker puso ya en solfa al jefe de contrainteligencia de la CIA, James Angleton, en su testimonio del 6 de febrero de 1976 ante el HSCA.

Parte al presidente con una mentira

La fanfarria de hoy por el parte desclasificado que la CIA dio al presidente Johnson el 25 de noviembre de 1963, oculta también la mentira flagrante que los investigadores Ed López y Dan Hardway detectaron en 1977 al rendir informe el Inspector General de la CIA, John H. Waller, ante el Comité Selecto de la Cámara de Representantes sobre Asesinatos (HSCA): “No fue hasta el 22 de noviembre de 1963”, tras revisar todas las transcripciones de llamadas por teléfono a la embajada soviética, que la estación de la CIA en Ciudad México supo que Oswald llamó el 1ro de octubre a dicha embajada en conexión con su solicitud de visa y que “había visitado también la embajada cubana para tratar de obtener una visa de tránsito” (The Lopez Report (1978), p. 123. Versión desclasificada en 2003).

Sobre la transcripción de la segunda llamada del 27 de septiembre de 1963, el jefe de estación Win Scott anotó de puño y letra: “Is it possible to identify?” El 8 de octubre pasó a Langley un cable [MEXI 6453] sobre Lee Oswald y su visita el 28 de septiembre a la embajada soviética, donde fue atendido por el cónsul Vareliy Kostikov. Este cable describió también a un americano que había entrado a dicha embajada el 1ro de octubre, pasadas las doce y cuarto, pero la foto no era de Oswald y al cabo se detectaría que fue tomada el miércoles 2.

Langley respondió el 10 de octubre [DIR 74830] que Lee Oswald era probablemente “Lee Henry Oswald” (sic), pero en vez de avisar a Scott que el 24 de septiembre y el 4 de octubre de 1963 el FBI había pasado informes sobre Oswald por su activismo de izquierda, suscripción a la prensa comunistas, militancia en el FPCC y altercado con exiliados cubanos, el cuartel general de la CIA espantó a su estación en Ciudad México que la información más reciente sobre Oswald era el informe de mayo de 1962 en que el Departamento de Estado puntualizaba que este ciudadano americano, de regreso en EE. UU. con su esposa soviética y su hija menor, “había madurado” tras afrontar por veinte meses (sic) las realidades de la vida en la URSS. Para el análisis de los cables de octubre y las llamadas transcritas puede consultarse “The JFK Assassination Logic” en The Anti-Latell Report).

Aunque tuvo esa intel desde principios de octubre de 1963, la CIA no advirtió al Servicio Secreto que Oswald =quien a su regreso de México empezó a trabajar en Dallas como empleado del Almacén de Libros Escolares junto a Dealey Plaza, por donde pasaría la limosina del presidente Kennedy- había visitado las embajadas de Cuba y la URSS en Ciudad México. ¿A qué viene ahora tanto alboroto porque la CIA informó eso mismo a Johnson al tercer día de que mataran a Kennedy como un perro, a la luz del día y en medio de la calle?

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